Imagen extraída de Trois souvenirs de ma jeunesse (Nos arcadies), Arnaud Desplechin, 2015. |
Sin el amor,
dudo mucho que pudiera existir el arte. Entiendo como amor a esa fuerza
irracional que nos arrastra irremediablemente a perseguir un objetivo ideal que
es el origen de toda nuestra dicha y nuestra miseria. Por eso el arte es eterno:
nunca perfecto. Y el amor, también: nunca satisfecho. Así pues, si todos somos
alguna vez presas de esa fuerza titánica, si eso es en buena parte lo que nos
hace humanos, todos deberíamos de ser capaces de empatizar con los
protagonistas de esta película: Trois
souvenirs de ma jeunesse, subtitulada
Nos arcadies.