29/1/17

El ave que me dio el canto: Reseña de Panal, de Camila Moreno (2012)

Portada de Panal, Camila Moreno, 2012.
Panal es un rito chamánico. Es también muchas otras cosas, pero sobre todo es eso. El disco se abre con un sacrificio, se incendia el cuerpo para liberar el alma. Se inicia con un final que es un principio, un renacer, una experiencia mística, y de esa muerte física nace el arte o la liberación, tal y como constata el estribillo: Incendié mi voz, florecí en el barro. Este inicio explosivo asienta las bases de lo que va a ser el resto del disco: percusiones tribales, guerreras, selváticas, guitarras y coros nacidos de una naturaleza viva y salvaje, explosión de color, renacer del ave fénix. Es un rito chamánico, sí, un reencontrarse; pero también es un grito de denuncia. La naturaleza oculta de las cosas, todo aquello que callamos, que aplastamos, que destruimos, resurge en este disco y pide recuperar su lugar; lo feo, lo animal, lo anárquico, todo ello reivindica en estas canciones su necesidad de existir por encima de leyes y mandatos, de horarios y rutinas, de ladrillos y cementos. Camila se convierte en bruja e invoca en sus canciones a todo aquello que haya cedido ante las leyes del hombre, conjura el levantamiento de toda la naturaleza, porque comprende que sin ella estamos perdidos, sin raíces, el árbol muere.